Breve historia de un paisaje que ha perdido su historia
Estimado
lector, espero que puedas contemplar esta magnífica vista con el Ocejón
al fondo, un pico que domina, como ningún otro, el paisaje de la zona
noroeste de la provincia de Guadalajara, tomada desde
esta atalaya natural, antigua terraza de origen terciario labrada por
un antiguo río que hoy no es mas que un humilde regato.
Es
un otero natural desde el cual nuestros remotos antepasados tuvieron
oportunidad de ver, de ensimismarse con el paisaje y estar alerta contra
el paisanaje a la vez que vigilaban la trashumancia de los animales, de
los que sacaban su sustento y aprovisionamiento pues, no en vano, este
terreno se encuentra en un lugar de paso que domina una ruta natural
dispuesta en un eje norte-sur.
Estás viendo lo que pocos han visto. Muchos vecinos de la zona no saben ni que exista. Eres, por ello, un privilegiado.
Esta meseta atesora en su suelo restos líticos aún pendientes de clasificación. En su momento, cuando los tengamos bien identificados y datados, estaremos en condiciones de establecer teorías. Mientras llega ese tiempo tendrás que conformarte con este retazo de historia prendida en una foto.
La imagen quizá no te diga nada. El texto debe atraparte, al menos así lo espero.
Y
para que contemples una primicia, algo visto por pocas gentes, observa
esta piedra, dirían algunos. Tú no. Tú ya debes intuir que se trata de
un hacha elaborada por un ser primitivo, sí, pero dotado de
inteligencia, la suficiente como para tallar, pulir una piedra, de una
laja sacar un arma con la que compensar las que la naturaleza no le
brindó. No le dio armas o, quizá sí, la más poderosa de todas: su
cerebro.
Espero que disfrutes de la misma forma que lo hago yo.